POMPONIO

Pomponio
Pomponio


A falta de noticias sobresalientes, los bogotanos de la pequeña ciudad capital, durante los primeros días del siglo XX, hizo que se hablara de personajes curiosos y asuntos baladíes,  algunos de los mismos personajes  que caricaturizara José María Espinosa. El caso del desafortunado Pomponio fue muy comentado.
 Siendo un niño y un jovencito de una distinguida familia le ocurrió algo desafortunado: De niño, se contaba que había asistido con su madre a la prédica del Sermón de la Siete Palabras un cierto Viernes Santo de comienzos del siglo XX; el goloso jovencito había tenido la oportunidad de darse un banquete, sin pausa, con cerca de una libra de delicioso queso.  
Más tarde y al lado de su madre sudaba en silencio la tortura de su tremenda indigestión durante el largo acto religioso. Escapan involuntarias y olorosas ventosidades, al punto que se formó un prudente aislamiento en la atestada iglesia que con todo siguió aromatizando el entorno de su tortura. 
Pasado el bochornoso incidente Pomponio nunca volvió a la normalidad; los niños de la época le gritaba al avistarlo: “Pomponio, ¿quiere queso?” y el atormentado jovencito iracundo respondía con pedradas y los insultos más soeces que se oyeran en la capital por esos días.