Por Gonzalo Garavito
No tiene antecedente una búsqueda tan prolongada de soluciones para el transporte capitalino, ni tiene antecedente tampoco el número de opiniones inocuas al respecto.
Bogotá es una ciudad de modas en la conversación callejera, si se habla de aguaceros, al otro día se dice de los huecos, al otro de la inseguridad; la reciente y reincidente moda es hablar del ya muy desarticulado transmilenio. Quién podrá afirmar, con seriedad, lo que se hará para agilizar el desplazamiento de siete millones de bogotanos. La respuesta sería de todo y de nada, la solución puede estar el cambiar los hábitos de los bogotanos, hágase tranvía, metro o tele transportación. El alcalde pedagogo nos enseñó que si se pueden cambiar hábitos, lo hizo con la detención de vehículos en semáforos antes de las cebras. Entonces alguien podrá cambiar los hábitos ciudadanos apropiándose de los siguientes postulados
No vaya a la oficina si no es imperiosa su presencia, examine su actividad y a lo mejor todo lo puede hacer como los ex presidentes, los políticos o como el famoso filósofo de la acción virtual Samper O. con unos cuantos twitter.
Cuando se requiera su presencia, por fuerza y tiene vehículo lleve a sus vecinos, piense que evita congestiones y dolores de cabeza a sus apretados congéneres y hace posible a Bogotá.
Dialogue en su oficina o lugar de trabajo de la posibilidad del trabajo virtual, que es con seguridad menos costoso que un metro, un tranvía o un nuevo Transmilenio.
Es posible que un ministro de avanzada entre a meditar sobre esto que es algo realizable y conveniente o acaso lo pueda proponer en un trino, de los que están tan de moda.
Ojala salga la ciudad del laberinto que se le presenta ante la escogencia de tantas propuestas de movilidad. Todos podemos ayudar dejando de echar tanta carreta sobre lo que ya no tiene remedio inmediato. Que hagan lo que puedan pero la capital necesita menos trabajadores presenciales.