Obras Morosas

Orgullo de Bogotá y de Colombia
Orgullo de Bogotá y de Colombia


La demora en la ejecución de las obras, por parte de los entes o contratistas del gobierno de la ciudad, es cosa típica del pasado, del presente y del futuro; ojalá nos equivoquemos. Pareciera tan arraigada la costumbre de los retrasos que antes de contratar, se presume el incumplimiento y la demanda.
Observemos los tiempos antiguos, se puede citar como ejemplo la obra magna que acometió la ciudad y que fue un símbolo para el prestigio y la democracia.
El Capitolio Nacional sobre el costado sur de la Plaza de Bolívar, fue iniciado durante la presidencia del general Tomas Cipriano de Mosquera en el año de 1848, pocas obras con tantos tropiezos, quizás algo más que las fases de Transmilenio; que es decir demasiado pero demasiado. La obra se detuvo por años debido a todas las causas posibles: guerras, falta de dinero, ajustes de presupuesto, imprevistos y hasta algo que es inimaginable. Fue atajada mientras se re reforzaban los cimientos pues la mole era más pesada de lo previsto y empezaba a fallar.
El proyecto original fue del arquitecto danés Tomas Reed, contratado para esta obra, este realizó el proyectó en 1846. Luego, el 17 de junio de 1847 se materializó en manos de Juan Manuel Arrubla, tras haber ganado la licitación publicada en el Diario Oficial. En 1870 continua la obra el maestro de Reed, Francisco Olaya. En 1871 interviene el arquitecto italiano Pietro Cantinni quien la dejó por un tiempo y la retomó entre 1906 y 1908, fecha en que enfermó Cantini y la hubo de ceder al arquitecto bogotano Mariano Santamaría. Entre 1910 y 1919 llega a manos del francés Gastón Lelarge. Entonces como los inconvenientes se suceden, las obras no se realizan, se acaba el dinero, le toca el turno a un nuevo arquitecto quien la termina finalmente, Alberto Manrique Martín y siendo el año de 1926 el día 7 de agosto.
Así pues es de esperar que el nuevo alcalde, tenga una mejor suerte en las obras por venir, que no surjan líos de los que se han presentado en las fases de Transmilenio y que no resulte el Metro como el Capitolio en el pasado.